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Tarot
Las Cartas del Destino
Historia del tarot
El origen del tarot sigue siendo oscuro. Se adivina por razonamiento
más que conocerlo por documentación. Al parecer, el tarot es
simplemente un resumen, reducido a símbolos, de la ciencia oculta antigua,
a la cual, según se dice, se remonta. Esta simplificación del
conocimiento universal es constante en todos los pueblos, pese a revestir
formas diferentes. La más conocida nació, al parecer en Egipto,
sobre bases astrológicas y numéricas y vinculada a la Cabala
y al alfabeto judaico. Fue, en ese caso, la ciencia de los números,
aliada a la ciencia de los astros, la que dio nacimiento a los veintidós
arcanos mayores.
Todo inclina a creer que la tradición tarológica,
obra colectiva de la antigüedad, fue conservada por los gitanos, que
la deformaron, más que modificarla realmente. Los cincuenta y seis
arcanos menores, las imágenes y la baraja ordinaria datan, según
parece, de la Edad Media.
Existe en Francia una leyenda según la cual este juego
de cartas era un secreto de los sarracenos, a quienes la mujer de Carlos VI
lo compró para distraer a su real esposo, cuando empezaba a perder
la cabeza. Ciertos historiadores piensan que las cartas fueron inventadas
en Francia, otros las atribuyen a Alemania, otros aun a Italia. Funck-Brentano
resuelve la cuestión asegurando que el juego fue introducido en 1379
en Viterbo (Italia) por los sarracenos, que lo denominaban entonces naib.
A partir de ahí, precisa, se extendió por Francia. Los nombres
inscritos en las cartas variaron hasta el siglo XVII, en que se adoptaron
los que están actualmente en uso.
El misterio del tarot
La tarología (o adivinación por el tarot) se explica
por un doble fenómeno parapsicológico. Ya sea al cortar, ya
sea al sacar las imágenes que figuran sobre la cartulina, el consultante,
que, naturalmente, debe tener fe en el sistema, pone en marcha su propio subconsciente.
De esta manera, designa inconscientemente las imágenes, que son otras
tantas representaciones de los acontecimientos futuros. (Por este motivo,
si se conocen bien, es posible en ciertas condiciones echarse las cartas a
sí mismo.)
El echador de cartas interviene sólo en segundo lugar.
Da la explicación de las imágenes, de acuerdo con su valor propio
o de acuerdo con el lugar que ocupan. Aquí se manifiesta el segundo
fenómeno parapsicológico, ya que, si el operador es bueno, las
cartas despiertan su facultad de clarividencia y le proyectan hacia el porvenir,
que entrevé con más o menos detalles. El tarot pone, pues, en
marcha el sexto sentido, cuya agudeza se desarrolla con la práctica.
La significación del tarot
Es bastante frecuente que se empleen únicamente los veintidós
arcanos mayores del juego del tarot, los más significativos. (La utilización
de los arcanos menores resulta más compleja y exige conocimientos más
extensos.) Nos limitaremos a dar de manera sucinta la significación
de las figuras mayores del tarot.
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1. EL PRESTIDIGITADOR (llamado también
el Mago): indica, de manera general, la inteligencia. |
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2. LA PAPISA (Juno en el tarot italiano):
anuncia cosas misteriosas y a veces dualidades. |
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3. LA EMPERATRIZ (o Isis-Urania): es una
carta general de fecundidad en todos los planos. |
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4. EL EMPERADOR (llamado también la Piedra
Cúbica): rige la protección, la estabilidad, pero
también la novedad, sin la cual se llega al estancamiento, la inercia,
la decadencia. |
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5. EL PAPA (Júpiter, y asimismo el Hierofante
o Maestro de los Arcanos): supone la inspiración, que
conduce casi siempre a la dominación. |
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6. LOS AMANTES (arcano de las Dos Rutas):
revela las atracciones en sentido contrario y, por consiguiente, la vacilación. |
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7. EL CARRO (o el Carro de Osiris, el Triunfo,
la Victoria): es la carta del éxito, por lo menos momentáneo. |
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8. LA JUSTICIA (o la Balanza y la Gloria): representa
el equilibrio o la inestabilidad, la protección o la amenaza, los
tormentos. |
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9. EL ERMITAÑO (o la Lámpara Velada):
significa circunspección, prudencia, silencio, recogimiento. |
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10. LA RUEDA (o la Esfinge): muestra los
altibajos, un cambio muy probable en el destino. |
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11. LA FUERZA: realiza la confianza en
sí y los esfuerzos conseguidos. |
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12. EL AHORCADO (o el Sacrificio): representa
el sacrificio padecido o consentido (expiación). La prueba antes
del resultado. |
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13. LA MUERTE (o el Esqueleto Segador):
evoca la muerte, pero con la idea de renovación, de renacimiento
en el plano físico (reencarnación) o en el plano moral (transformación). |
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14. LA TEMPLANZA (o las Dos Urnas, la Iniciativa):
invita a frenar, señala la detención, el estancamiento y,
al mismo tiempo, la iniciativa. |
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15. EL DIABLO (o el Banco, el Tifón, la
Fatalidad): hace temer una fatalidad, una tentación irresistible. |
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16. LA TORRE FULMINADA (o la Casa de Dios):
deja entrever una catástrofe o un gran choque del destino. |
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17. LA ESTRELLA (o la Esperanza, el Astro): invita
a la esperanza en cualquier callejón sin salida en que uno se encuentre. |
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18. LA LUNA (o el Crepúsculo):
simboliza las emboscadas, trampas, decepciones, hostilidades, calumnias
y traiciones. |
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19. EL SOL (o la Luz Resplandeciente):
aporta alegría, paz, tranquilidad, felicidad. |
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20. EL JUICIO (o el Despertar de los Muertos):
deja prever una sorpresa, algo inesperado. |
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21. EL MUNDO (o la Corona de los Magos):
aporta la recompensa de los esfuerzos, el éxito total. |
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22. EL LOCO (a veces, lleva el número 0
y se le llama el Cocodrilo, el Caos): es el emblema de los caos
del alma, de la inconsecuencia y de los instintos desencadenados. |
La distribución de las cartas del tarot
Te procurarás fácilmente una baraja de tarot en
ciertas librerías, pero también puedes confeccionarte tú
mismo una baraja reducida, formada por los veintidós arcanos mayores,
cuya utilización te aconsejamos mientras no estés mejor iniciado.
Dibuja, pues, sobre rectángulos de cartulina las veintidós figuras
que se muestran líneas arriba, hazlo de forma simple y simbólica,
o sino puedes imprimirlas y pegarlas sobre la cartulina. Este trabajo te sensibilizará
al simbolismo del tarot y facilitará tus experiencias. Pero aunque
emplees cartas adquiridas en el comercio, eso no te dispensará del
esfuerzo que consiste en impregnarte del simbolismo de cada imagen. Contempla
durante mucho tiempo cada carta, penetrándote de su significación.
Los métodos para distribuir las cartas del tarot son
innumerables. Cada practicante tiene más o menos su propia manera de
operar. Sin embargo, existen métodos tradicionales, algunos de ellos
muy complicados y que no pueden ser utilizados por los principiantes como
tú, ya que correrías el riesgo de interpretar mal la significación
de las cartas. En efecto, cualquiera que sea el método empleado, no
hay que atenerse al significado primario de las figuras. Todo el arte del
tarot consiste en expresar el sentido que toman dos o más figuras al
sucederse o al yuxtaponerse. La intuición del operador interviene para
interpretar las múltiples combinaciones posibles.
Vamos a indicarte dos distribuciones clásicas del tarot
que nos parecen lo bastante sencillas para que las practiques sin dificultad.
Más tarde, si lo deseas, podrás complicar tu método.
Distribuciones en cruz
Para estos dos métodos de distribución, se utiliza
solamente las figuras del tarot.
1. Baraja las veintidós cartas. Invita
a tu consultante a cortar. Luego corta tú los dos montones obtenidos.
Tienes ahora cuatro montones ante ti. Toma de cada montón la carta
de abajo y la de arriba.
Así obtienes cuatro grupos de dos cartas, que dispondrás
en cruz: el primero a la izquierda, el segundo abajo, el tercero a la derecha,
el cuarto arriba.
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El paquete de la izquierda te informa sobre el motivo que
trae al consultante.
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El de abajo revela lo que tiene posibilidades de ocurrir.
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El de la derecha, lo que ocurrirá en definitiva.
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El de arriba, cuáles serán las reacciones
del consultante a este epílogo (satisfacción o descontento).
2. Baraja las veintidós cartas. Dalas
a cortar a tu consultante. Pídele que elija un número comprendido
entre uno y veintidós. Cuenta las cartas hasta la cifra indicada.
Anota en un papel el número del arcano mayor que ocupa
ese lugar. Baraja de nuevo sin eliminar la carta anotada. Pide otra vez al
consultante que elija un número comprendido entre el uno y el veintidós.
Cuenta las cartas hasta la cifra indicada. Anota en el papel el segundo arcano
mayor que ocupa ese lugar, sin sacarlo de la baraja.
Procede dos veces más de la misma manera, de modo que
tengas anotadas en el papel cuatro cartas en total.
Retira entonces esas cuatro cartas de la baraja por el orden
en que han salido. Coloca la primera a la izquierda, la segunda a la derecha,
la tercera arriba, la cuarta abajo. (Si ha salido dos veces la misma carta,
tendrás que empezar de nuevo todo el proceso.)
Tienes ahora el juego expuesto ante ti. Suma el número
de puntos que representan las cuatro cartas.
¿El número obtenido es inferior a veintidós?
En ese caso, toma una carta del montón restante y colócala en
el centro del juego.
¿El número obtenido es superior a veintidós?
En ese caso, suma las dos cifras que componen ese número y busca el
arcano correspondiente al número dado por la adición. Coloca
esa quinta carta en el centro del juego. (Ejemplo: el número superior
a veintidós es 41. Suma 4+1=5. La quinta carta, que colocarás
en el centro del juego, será el Papa, portador del número 5
en el tarot.)
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La carta de la izquierda representa al contrincante, la
cuestión que se plantea.
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La de la derecha, lo que le es hostil, lo que debe evitar
o temer.
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La de arriba representa al «juez» e informa
sobre la solución que conviene adoptar.
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La de abajo muestra la solución final, da la respuesta
a la pregunta planteada.
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La del centro confirma o matiza el veredicto de las demás
cartas.
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